El estado actual del cepillo: Cómo la inteligencia artificial impulsa la odontología hacia el futuro

El estado actual del cepillo es una serie ocasional que investiga algunos de los adelantos e inventos más nuevos y excitantes en el mundo de la odontología.

Cuando escucha el término “inteligencia artificial”, puede que piense en ciencia ficción, un futuro lejano y fantástico de robots, androides y computadoras que lo saben todo.

Pero la ciencia detrás de la inteligencia artificial, o IA, no es ficción. La IA no es solo real; también ha comenzado a insertar laboratorios y universidades en nuestra vida diaria y se está apareciendo en lugares inesperados.

El consultorio de su dentista es uno de ellos.

Un momento, ¿significa eso que mi dentista será un robot?

No, siempre necesitará un dentista humano. El objetivo de la IA no es sustituir a su dentista, sino mejorar su capacidad para detectar las condiciones dentales que padece de forma rápida y precisa, y proporcionarle consistentemente el tratamiento que necesita. Si su dentista tiene alguna pregunta, la IA puede ofrecerle una segunda opinión.

Suena genial. Entonces, ¿cómo funciona?

En su versión más básica, la IA utiliza la información que recibe para aprender patrones. Cuanta más información reciba, más aprenderá. A medida que recopila más información, aprende a evaluar situaciones y a tomar decisiones o predecir resultados basados en lo que los datos le dicen.

¿Cómo pueden usar esto los dentistas?

Hay varias aplicaciones dentales prometedoras para la IA.

Odontología de diagnóstico. La IA funciona bien para diagnosticar ciertas condiciones dentales, especialmente aquellas que pueden estar causadas por múltiples factores, como las úlceras bucales y los problemas mandibulares. Al analizar grandes conjuntos de datos y miles de radiografías, la IA puede ayudar a los dentistas a obtener diagnósticos objetivos y coherentes para problemas como las caries. También ha demostrado ser útil para identificar a los pacientes con riesgo de desarrollar cáncer en la boca.

Ortodoncia. La IA ha demostrado ser útil en varias fases de la ortodoncia, incluidos el diagnóstico, la planificación del tratamiento y la supervisión del seguimiento. La información de la IA puede utilizarse para crear alineadores precisos y determinar un plan dental, incluido cómo deben moverse los dientes del paciente, cuánta presión debe aplicarse a los dientes y dónde están los puntos de presión en dientes específicos. La IA reduce las posibilidades de error y el tiempo para el tratamiento.

Vaya, eso suena prometedor. ¿Hay algún problema con la IA?

Hay algunos. Gran parte de los datos de pacientes dentales que la IA necesita para realizar diagnósticos precisos no están tan disponibles o accesibles como otros datos porque están protegidos o son confidenciales. Por lo tanto, los conjuntos de datos disponibles suelen ser relativamente pequeños en comparación con otros conjuntos de datos utilizados para aplicaciones de IA, y pueden estar incompletos.

Además, los datos disponibles pueden dar lugar a un sesgo por parte del programa de IA. Por ejemplo, los conjuntos de datos obtenidos de hospitales, en los que los pacientes muy enfermos a menudo acuden debido a emergencias o a enfermedades dentales graves, o de dispositivos portátiles como los relojes inteligentes, que suelen llevar puestos jóvenes y atletas sanos, podrían llevar a la IA a realizar predicciones imprecisas o a ignorar ciertos grupos de pacientes poco representados. 

Aun así, la tecnología es prometedora, y los avances tecnológicos deberían hacer de la IA una parte integral de su experiencia dental en el futuro. Por lo tanto, aunque probablemente nunca se encuentre con un dentista robot en el consultorio, la IA ayudará a que su dentista humano sea más inteligente, más rápido y consistente que nunca.